Orquestación y Layering

De capas y otros recursos sonoros.

Layering es un concepto bastante amplio que engloba a multitud de técnicas para enriquecer el sonido manteniendo de alguna manera la esencia o estructura básica de una composición musical.

Layering no es ni más ni menos que la superposición de capas sonoras (instrumentos) para crear un sonido más rico, más orgánico, más amplio, con más matices. Es una técnica muy habitual para ampliar las posibilidades expresivas y de color a partir de un conjunto “reducido” de instrumentos.

En una orquesta tradicional estas capas venían directamente de los instrumentos de la orquesta: flautas, oboes, violines, trompas… cada uno con su timbre, posibilidades y técnicas. Pero hoy en día la riqueza de estos timbres se ha ampliado con la posibilidad de procesar el sonido de estos instrumentos y la inclusión de sonoridades completamente nuevas creadas artificialmente (sintetizadores y otros inventos).

En cualquier caso, la idea es exactamente la misma: usar los medios sonoros a nuestro alcance para crear una composición musical bien balanceada, llena, con diferentes colores, rica en matices y que nos lleve hacia algún lugar (que no sea plana y aburrida).

Si vienes del mundo de la producción habrás usado mil veces el layering en tus producciones, y si vienes del mundo más clásico de la música orquestal habrás utilizado lo que se conoce como orquestación, pero en esencia ambas aproximaciones son lo mismo: superposición de capas sonoras para conseguir nuestro objetivo.

Quizás has visto decenas de vídeos donde te hablan de la necesidad de mezclar varias librerías para conseguir un sonido más épico aprovechando la sonoridad más grande y redonda de algunas librerías con la definición de otras y la potencia agresiva de otras más. O quizá eres de los que para definir una melodía en los violonchelos has octavado con violas y duplicado con las trompas, añadiendo fagotes para darle ese color más nasal y picado tan típico de estos instrumentos. Puede que hayas usado un pad de sintetizador en los agudos, con un bajo pulsante en los graves que acompañen a una melodía que suena a la vez en guitarras eléctricas en la zona media. O puede que hayas creado una textura en las maderas con mucho movimiento y runs en violines para acompañar una melodía heroica en trompas y trompetas que es soportada armónicamente por cellos, contrabajos, trombones y tuba.

Hayas hecho lo que hayas hecho estás usando exactamente las mismas ideas y bases que subyacen en cualquier composición musical de calidad. ¿Y cuales son esas bases?

  • Cubrir un amplio rango de frecuencias (graves, medios, agudos)
  • Variedad de timbres y color
  • Evolución y movimiento
Layering Orquestal

Rango de Frecuencias

Si queremos un sonido amplio y balanceado tenemos que tener sonidos en un amplio rango de frecuencias. Para resaltar una melodía aguda no hay nada mejor como introducir una buena base grave. ¿Te has preguntado alguna vez por qué un grupo típico de rock tiene 2 guitarras, bajo y batería? Es el conjunto mínimo que permite cubrir dicho rango de frecuencias. Podemos añadir sintetizadores si queremos ampliar la gama de sonoridades o colores, pero la base es la misma: Layering.

Cada capa deberá rellenar una determinada parte del espectro de frecuencias. Y aquí es donde mayores errores se comenten a la hora de orquestar o hacer layering. Porque la idea no es introducir capas y capas para engordar o hacer más sonora una determinada parte, ya que esto puede crear un sonido sin definición y sucio, emborronado. Debemos ecualizar cada capa, cada instrumento, para que se superponga adecuadamente con los demás sin restar. O bien usar instrumentos que ya producen un sonido en una parte específica del espectro sonoro: los violines no pueden sonar en el mismo rango que los violonchelos.

Variaciones de Color y Timbre

Una composición que repita igual las mismas estrofas y melodías (como es el caso de muchas músicas con poca evolución “sinfónica”) tiene que tener variedad para no caer en el aburrimiento. Y una técnica simple y sencilla es variar el color: la melodía que hemos escuchado en la cantante ahora la hace con leves variaciones una guitarra y un piano. O el acompañamiento rítmico que hacía la sección de cuerdas ahora se enriquece con las maderas, o se convierte en un tutti orquestal grandioso. Layering de nuevo.

El sonido de un piano es muy rico, pero si añadimos la sonoridad de un determinado sintetizador el color resultante tiene muchos más matices: Tenemos el color de piano, el color del sintetizador y el color de la mezcla de ambos (que además podemos mezclar de muy diversas maneras). Si añadimos otra capa las posibilidades se multiplican. Por eso, los grandes orquestadores y productores tienen a su disposición una gran cantidad de sonidos, que, desde luego, no deben utilizarse siempre a la vez.

Evolución y Movimiento

El sonido de un solo instrumento acaba siendo demasiado previsible y conocido. Cierto es que los instrumentos acústicos tienen un plus ya que cada interpretación es diferente (no se sopla siempre en un clarinete con la misma intensidad, ni se frasea exactamente igual en cada nota). No ocurre lo mismo con una librería de sonidos pregrabados o con  un sintetizador al uso (a no ser que hagamos una compleja programación). ¿Cómo solucionarlo? Haciendo Layering de una manera más “horizontal”. Es decir, hacer un layering que evoluciona en el tiempo introduciendo o quitando capas a lo largo de la obra, usando diferentes librerías al mismo tiempo que no siempre suenan con el mismo nivel, ya que resaltaremos más aquel timbre que nos interesa en cada momento.

Si queremos acentuar el ataque en un pasaje de trompetas en staccato podremos superponer un sonido de trompetas “normal” con unas trompetas “muteadas”, y daremos más nivel a estas últimas en los momentos en los que queremos mayor definición.

Igualmente si queremos definir un bajo pulsando podremos jugar con el “cutoff” (dejar pasar más o menos frecuencias agudas) y también añadir o quitar capas que tengan mayor riqueza en agudos para aportar claridad.

Sonido pobre vs. Sonido bien orquestado

De ahí que, en muchas ocasiones, nuestras composiciones no suenen tan bien cuando hacemos una maqueta, las toca una orquesta o las interpreta un grupo de música. Tienen un sonido pobre que, en muchas ocasiones, achacamos al bajo nivel de los intérpretes o de las librerías. Gran error. Si una composición está correctamente orquestada, si hemos pensado adecuadamente en el layering, la interpretación final puede verse alterada por la calidad de las librerías y/o los intérpretes, pero no sonará nunca pobre o aburrida.

Una última idea...

Te aconsejamos que hagas layering (tanto en tus producciones como es tus orquestaciones) sólo cuando sea necesario. No compres o introduzcas librerías o sonidos sin una razón. ¿Qué sonoridad busco? ¿Necesito este sonido? ¿Necesito superponer alguna capa o distribuir de una mejor manera en el espectro mis instrumentos? ¿Aporta algo esta capa al conjunto?  Estas son preguntas importantes que deberías hacerte cuando creas una maqueta, orquestas una obra o produces cualquier composición musical.